THE JOURNALIST ASKS

Es bien sabido que el nuevo congreso que se instaló el pasado 20 de julio empezará a debatir una serie de proyectos que presentará el ejecutivo como la reforma tributaria, la reforma a la justicia, una reforma constitucional y otras que serán el pan de comer para varios periodistas corresponsales en el Capitolio Nacional. Pero hay un tema que es del interés para quienes precisamente ejercen la noble y difícil labor de informar, y es el estudio del proyecto de Ley 030 del 2001, más conocida como Ley del periodista.

Este proyecto que no ha tenido la misma suerte con la que pueden contar otras como, reformas o cambios sustanciales a los artículos de la constitución política, ha pasado casi desapercibido por algunos parlamentarios que, poco les interesa ese tema de la libertad de expresión y el mejoramiento de las condiciones laborales para los periodistas en este país.

De llegar a ser aprobado este proyecto, como primera medida se celebraría como día del periodista el 4 de agosto de cada año, cambiando así la tradicional fecha que era cada 9 de febrero. Pero el cambio de una fecha es algo de poca importancia.

Lo sustancial de éste es que después de tantos años, por fin el periodismo dejará de ser un oficio en Colombia para convertirse en una profesión. La medida por su puesto permitirá acabar con aquellos que se dicen llamar periodistas y que en realidad no son sino bandidos del micrófono que con extorsiones y chantajes logran saciar sus bolsillos con los dividendos que les arrojan funcionarios o gente del común. Patética escena que se repite lastimosamente en las regiones del país.

Además el proyecto busca que los periodistas tengan seguridad laboral, es decir sus prestaciones, cesantías, vacaciones entre otros derechos que gozan los trabajadores colombianos. Por su puesto la medida permitirá que ya no se contrate a los comunicadores con el pretexto de que su sueldo saldrá de la pauta publicitaria que vendan en el mes.

Todo esto suena interesante y hasta motivador para los periodistas y para los estudiantes de los programas de comunicación social y periodismo, pero quizás habría de anotar aquí que de ahora en adelante las universidades también deberán aunar esfuerzos para sacar profesionales íntegros y capaces seguir en esta dura labor que significa de antemano, tener un pie en la tumba y otro en el suelo, porque informar en Colombia es una tarea para nada fácil.

Interesante ejercicio sería que las instituciones universitarias dieran tres años de teoría y aprendizaje en todo lo concerniente al periodismo y que los últimos dos años restantes fueran para capacitar al estudiante en el área que quiera trabajar, es decir si le gusta la economía, pues una especialización en información sobre el ramo, así sucesivamente con la política, los deportes, la comunidad, la opinión, el entretenimiento, orden público, información internacional etc.

Ojalá que esta vez el proyecto cuente con buena suerte tanto en el legislativo como en el ejecutivo, porque recordemos que la otra vez cuando éste paso a manos de Uribe Vélez, se hundió aún sin saberse por qué.

Imaginemos que esta historia del 20 de julio se repite pero con otros ingredientes, situaciones y personajes. Es solo un ejercicio que resulta hasta interesante hacer, además no se pierde nada con hacerlo, pues unicamente requiere de imaginación.

Era un día de mercado, o sea viernes 20 de julio, el ambiente estaba un poco tenso porque el emperador George Bush ordenó el envio de soldados de la colonia colombiana a invadir lo poco que restaba de Irak, ya que muchos de los jeques, dueños del petróleo habían puesto el producto por las nubes, algo que no simpatizaba dentro del moustroso gigante imperialista llamado Tio Sam.

Ese día como de costumbre los pobres asalariados salieron de sus humildes casas para comprar con un cuarto del mínimo los productos básicos de la canasta familiar que por cierto, el virreinato a la cabeza de Álvaro Uribe había grabado con el impuesto del IVA. El restante del sueldo de los escasos de recursos, era para pagar los caros tributos que se habían aprobado en la última reforma que ordenó el Fondo Monetario Internacional y que el congreso en pleno aprobo en muy pocos debates. Las banderas que se encontraba cerca de la plaza Washington ondeaban poco como presagio de lo que pasaría ese día.

Cerca de allí se encontraban reconocidos personajes dispuestos a sacar adelante una idea que había cocinado desde hacía meses atrás, y era el de buscar una excusa perfecta para armar una trifulca que permitiera dar paso a un cabildo abierto, en el que quedará implantada una nueva forma de gobierno. El clan de los Santos, quienes manejaban la prensa escrita; los Ardilla Lülle, dueños de mucho de los terrenos y negocios reconocidos de la época; los Santodomingo, apoderados de canales de televisón; el sabio Manuel Elkin Patarroyo quien pronto llevaría a cabo el invento de una nueva vacuna entre otros se encontraban en la casa del señor López Michelsen. Ellos buscaron la forma de armar el problema con alguien venido del imperio y ese era Mister Myles Frechette quien desde hacía tiempo atrás se desempeñaba como colaborador de las cosas del virreinato y además contaba con el poder de aprobar o desaprobar visas a quienes quisieran entrar a Colombia.

Por esos días cerca de Colombia se conoció de una serie de disturbios que eran frecuentes en Caracas, pues el libertador del vacino país (Chávez) ordenó romper relaciones con los gobernantes yankees al igual que con aquellos que colaborasen con su causa. Éste a quien no le temblaba la mano en subir los precios del petróleo ni la lengua para hablar pestes del emperador, se propusó venir a Colombia en visita oficial, como forma de reto a quienes iban en contra de sus propuestas.

Los acaudalados colombianos decidieron entonces ir hasta donde Frechette para solicitar la aprobación de la visa de Chávez para que ingresara prontamente al país. Frechette se negó, y ellos aprovecharon la situación para armar el complot que tanto estaban esperando. "Muerte a este maldito yankee" gritaron fuertemente los Santos. Los Lülle alebrestados corrieron hasta la plaza principal para informarle al pueblo lo que Frechette había dicho minutos antes: "Me cago en los mestizos colombianos". Mientras tanto los Santodomingo empezaron a repartir panfletos en los que se expresaba la necesidad de un cabildo.

Cabildo, Cabildo, Cabildo, gritaban los asalariados. Los estudiantes de la Nacional armados hasta los dientes salieron a las principales avenidas arrojando papas explosivas, los de la Javeriana, los Andes y Sergio Arboleda corrieron asustados hasta donde sus padres para pedirles la salida del país, pues sus vidas corrian peligro. Éstos no se negaron.

Por otro lado desde las ventanas de la Casa Washington el virrey Alvaro Uribe junto con sus colaboradores miraba lo que sucedia a pocos metros de su domicilio, además convocó a consejo de seguridad para acabar con esta situación, antes de que una llamada de su emperador Bush le teminase de dañar el día. El pueblo presente no se calmó y los hijos de los acaudalados lograron su objetivo. Horas después se conoció un documento llamado acta de independencia en el que se encontraba la voluntad de las masas el cual era libertad e igualdad.

Los gringos que habitaban el lugar prefirieron huir frente a esta serie de hechos, Frechette fue detenido y judicializado gracias al nuevo sistema penal acusatorio. Uribe no abandonó el poder y en su gabinete nombro a varios de los hijos de los acaudalados del país. Los que más puestos tuvieron fueron los Santos. La gente tardó en calmarse y el gobierno de Bush reconoció la soberanía del ahora rebelde pueblo meztizo colombiano.

Menos mal todo es cuento, aunque nada lejos de la realida ¿no creen?.

Anunció el gobernador del departamento durante esta semana que 24 millones de dólares se invertirían en el Catatumbo Nortesantandereano para proyectos petroleros en la zona. Según el mandatario seccional la intensión es recuperar aquella tradición petrolera que se tenía en Norte de Santander hace dos o tres décadas atrás. Por eso la administración se ha movido de lleno durante los últimos días para fortalecer convenios que se suscribirían con varias multinacionales que están interesadas en iniciar allí el proceso de exploración, perforación y explotación de petróleo.

Además frente a ello, Miguel Morellí, Gobernador de Norte de Santander, manifestó en rueda de prensa que la empresa "Petroleos de Brasil", o sea, Petrobras, es una de las que el tema le ha llamado la atención. El señor Morellí ha conversado con Ecopetrol, Petrobras, la Oxy entre otras, esto con el fin de buscar mayores inversionistas y por su puesto recursos que permitan la recuperación de esa zona del departamento que por años ha sido la niña pobre del paseo, pues allí la inversión tanto social y económica no es muy conocida.

Entonces con las directrices que se imparten desde el despacho del Gobernador, se prentende que el departamento pase de su actividad comercial a una netamente productiva en hidrocarburos y otra serie de minerales que a hoy, se cotizan en el mercado a precios elevados. Además el de recuperar el Catatumbo, una zona que ha sido semillero de violencia, cultivos ilícitos, desplazamiento y centro de reunión de grupos alzados en armas.

Toda esta serie de propuestas son buenas para la región, más si se tiene en cuenta la poca competitividad que tiene ésta frente a otras del país. Ojalá se consoliden estos acuerdos que traerían cosas positivas para Norte de Santander, pero ojo, que a los señores de la administración seccional, no se les olvide que aparte de haber en el Catatumbo lo anteriormente mencionado, también existen pequeños grupos de comunidades indigenas primitivas que se han de tener en cuenta al momento de que las multinaciones pretendan llegar a esta gran zona del departamento. Esas comunidades muchas veces son relegadas y olvidadas, y en el peor de los casos pisoteadas por el mismo estado. Recordemos que en la Constitución también está presente la defensa de los derechos de esta población, por cuanto se han de tener en cuenta cuando todas estas propuestas inicien su curso en el departamento.

El Gobierno nacional ha dado a conocer algunos de los proyectos que presentará ante el Congreso de la República este 20 julio cuando el nuevo legislativo se instale en lo que será su primer periodo se sesiones ordinarias. Uno se esos proyectos que más sonó durante esta semana es el que tiene que ver con la reforma tributaria. Una reforma que ha dado mucho de que hablar porque como es lógico, los colombianos tendremos que pagar más impuestos por X o Y razón. Esta vez la propuesta contempla gravar con el impuesto del IVA (Impuesto de Valor Agregado) a todos los productos de la canasta familiar, y cuando digo todos, son todos, sin excluir aquellos que no consumimos y que no nos gustan.

Además el de subir este impuesto del 16 al 17 por ciento, de quitar algunas exenciones laborales y el de desmontar el impuesto del cuatro por mil (un punto por cada año) a partir del inicio del segundo periodo del presidente Alvaro Uribe. De igual forma el de incrementar la base de datos de los que son posibles nuevos contribuyentes, en los que se incluyen uno que otro asalariado que ganan más de uno o dos y hasta tres mínimos.

Como ha de esperarse esta iniciativa no ha caído muy bien entre los colombianos, o mejor, no ha calado, porque el simple hecho de oir nuevos impuestos o el de aumento de los mismos, genera una serie de inconformismos que llevan a cualquiera a renegar del mandato del actual presidente. Escuchaba en la radio, que en Cali un ciudadano se quejaba diciendo que Uribe cambió la Seguridad Democrática por hambre, y otro en Bucaramanga quien manifestaba su inconformismo por la medida, diciendo que éste, es el resultado que se esperaba para quienes confiaron ciegamente en el presidente para su segundo periodo.

Es normal que todo esto surja en medio de acertadas cifras que revelan que la pobreza va en aumento y que el desempleo disminuye pero no lo que se espera. Los asalariados en nuestro país al igual que los informales consideran que lo justo seria congelar el aumento de tributos y que, se buscará la forma en que éstos no sigan afectando el bolsillo de los colombianos.

Por su parte el Gobierno dice que procurará devolver algunos puntos del IVA a los más pobres, pero que lo hará en la medida en que las condiciones vayan mejorando. Es decir tocará esperar otro tiempo para saber en qué parará este cuento de la reforma, que a mi parecer, será aprobada sin mayores dificultades en el Congreso pues allí hay mayoría por parte de los simpatizantes con el presidente.

Entonces, todavía Uribe no ha tomado posesión para su segundo mandato y los relanpagos de la tormenta de impuestos ya se empieza a vislumbrar a kilometros de distancia. Esta es la primera reforma para el otro periodo, falta ver cuántas más habrán en los años venideros. ¡Colombianos a pagar!

En los próximos días la Constitución Política de Colombia cumplirá 15 años de vigencia en el país. Una quinceañera que ha sido manoseada por cuatro presidentes (Gaviria – Samper – Pastrana – Uribe) cada uno reformándola de acuerdo a lo que ellos consideraron, era lo más conveniente para la nación. No está por más decir que a esta linda quinceañera la han querido reformar en 302 ocasiones, pero solo 22 intentos han prosperado en el congreso de la república y en la corte constitucional.

Precisamente uno de los mandatarios que más cambios le ha introducido a la carta política de 1991 es el presidente Álvaro Uribe Vélez, quien con varios proyectos de ley logro hacer sustanciales modificaciones causando, eso si, la perdida de cohesión en la Constitución de los colombianos. Una de las reformas más mencionas la de la reelección presidencial, una figura que no estaba vigente desde hace más de cien años, y que, la Constitución del 91 no contempló en un principio pero que ahora por cosas de fuerza mayor los papeles cambiaron y el país solcito a gritos el regreso de esta figura.

La Constitución Política de Colombia es una carta de navegación que permite la defensa de los derechos de los ciudadanos. En ella están consagrados los verdaderos fundamentos que ampara un “Estado Social de Derecho”, en el que el Gobierno es un sumo responsable en la integridad de cada uno de los ciudadanos que conforman la nación. Antes de la actual constitución, Colombia era un país amparado bajo la figura de “Estado de Derecho” en el que uno de los principales objetivos era la continuidad de las bases democráticas en un territorio en donde gran parte de su historia ha existido serios conflictos sociales. Además a esto también hay que agregarle que para los civiles era más difícil hacer valer sus derechos. La Acción de Tutela aún no había nacido.

Ahora bien, en Colombia abogados, catedráticos de derecho y uno que otro manifiesta que el mejor legado que ha dejado la Constitución de Colombia es la utilización de la Acción de Tutela como herramienta en la defensa de los derechos de los ciudadanos, por eso en los quince años de ésta, en el país ya van más de un millón de tutelas interpuestas en el que el común denominador son aquellos casos que competen a la salud.

Sin duda alguna hoy nosotros como colombianos podemos acudir a este mecanismo cuando queremos resolver un conflicto, de no haber sido así, quizás ya nos hubiéramos acabado de matar, pues la tolerancia y el respeto es algo que todavía no está muy bien posicionado entre los nacionales.

Pero, frente a este panorama que se vislumbra con la vigencia de esta quinceañera, ¿podríamos decir que los colombianos conocen de lleno sus derechos y deberes como ciudadanos o saben qué herramienta utilizar para la defensa de los mismos aparte de la Acción de Tutela? ¿Cómo un colombiano puede estar seguro en la firmeza y continuidad en el texto de la constitución con el pasar de los años? Aquí es común ver que de la noche a la mañana a cualquier gobernante se le ocurre reformar los textos de la misma, afortunadamente existe la Corte Constitucional.

Por eso una de las tareas será conocer a fondo esta quinceañera que gracias a Dios está empezado a dejar su legado.


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Muy bien por la Corte Constitucional que no permite que a su defendida la manoseen constantemente. Uno que otro lo hace, pero ya no tanto como antes. Prueba de ello es las pocas reformas que ésta ha tenido.

Pero muy mal por la apatía de los jóvenes colombianos en conocer el contenido de la Constitución Política de 1991. La cuestión no es volver de ésta un área más dentro del pensúm académico, la cuestión es saber qué es lo que está allí plasmada para que dentro de un futuro se pueda utilizar de la mejor manera en el diario vivir de nosotros mismos. ¡Jóvenes a conocer la constitución de la mejor manera!.