THE JOURNALIST ASKS

Tuvieron que pasar 18 años, si, 18 años para que los fanáticos de esta divertida serie pudieramos ver en la pantalla grande a la "familia favorita de América", Los Simpsons. Un film que promete llenar las expectativas de los millones de seguidores de esta popular serie que transmite la cadena FOX en capítulo estreno cada semana y que nació de la cabeza de un rebelde ¿sin causa? de la obesa sociedad norteamericana.

No niego que Los Simpsons han pasado a la historia como una serie llena de irónia, brutalidad, cinismo, esperanza, critica social y política, estrellas caricaturizadas entre otros. Eso quizás, es la esencia de esta familia que no se estereotipo en el popular núcleo de alegria de los seriados de los 80´s y principio de los 90´s. Los Simpsons empiezan a perdudar en la historia como una caricatura para todos, en donde lo irreverente de la situación es lo más atractivo para el televidente quien aún se cala capítulos de estreno con uno que otro repetido.

Por eso es difícil no sentirse identificado en algún momento de la vida con los personajes de esta popular serie americana. ¿Quién no ha deseado la mujer del otro como lo hace Moe, o es flojo como Homero, sensato como Lisa, Humana y reprimida como Marge, ambicioso como Mr. Burns, adicto como Barney, usurero como Apu y bonachón como Flanders?

Cada cual mirara para sus adentros y decidirá con quien se identifica. Por ahora nuestra "familia favorita" está en pantalla grande a full color como dirían algunos y con una historia, para nada poco aburrida. Yo ya la vi y me gusto. Se las recomiendo.

Hablar del periodismo en un país como el nuestro es un asunto que se torna complejo cuando se empieza a profundizar la verdadera existencia de la libertad de expresión en un estado de constante conflicto. Aquí las amenzas vienen de parte y parte. Guerrilleros, paramilates, delincuencia común y hasta traquetos forman parte de la gruesa línea de los temores con los que un comunicador procuraría no suscitar altercados. Al otro extremo podría decirse que se ubica el Estado, pero en una menor cuantia.

En el 2006 se registraron 72 violaciones de la libertad de prensa en Colombia, de las cuales la mayoría proviene de ciudades como Bogotá, Bucaramanga, Ibagué y Barrancabermeja. Cúcuta está en un quinto lugar según la FLIP.

Entonces ejercer cada día esta profesión se vuelve tener una lápida amarrada al cuello, más cuando se cubre orden público. Ese no es mi caso.

Son riesgos que se tienen al momento se tomar como proyecto de vida una profesión que es mal remunerada, con disponibilidad todo el tiempo y jefes estresantes. De hecho son pocos los que continuan ejerciendo el periodismo tan pronto se dan cuenta de la cruda realidad del comunicador. Otros, optan por seguir luchando contra la corriente volviéndose casi inmunes ante todo lo mencionado al momento de ir a trabajar.

El periodismo ofrece la opción de captar realidades, analizar situaciones sociales, criticar lo mal que van las cosas, informar y educar. Es una profesión que implica compromiso y dedicación, porque la labor de informar es algo que no todo el mundo puede hacer con las mismas capacidades que adquiere un periodista con la experiencia que le dan los años de arduo trabajo.

De hecho, causa asombro notar cómo cada año se incriben miles de bachilleres a estudiar esta profesión en las diferentes universidades del país. La mayoría, deslumbrados con la magia de la televisión y ansiosos de trabajar como presentadores de programas vacios.

Ese tipo de germenes son los que deben ser exterminados en los primeros semestres, porque en el futuro serán las mentes huecas y las caras bonitas que se someten a las ordenes que les impartan en un set de grabación. El periodismo es más que eso.

Por eso hoy día debería existir una prueba de aptitud en todas la universiades al momento de ingresar a estudiar esta carrera, además del mejoramiento de las condiciones laborales de los periodistas del país para ver si se acaba de una vez por todas la dualidad de belleza y brutalidad en los medios y el periodista de bolsillo que, lastimosamente abunda en las pequeñas ciudades.